La soledad no deseada en las personas mayores es uno de los grandes problemas a los que se tiene que enfrentar la sociedad. Y es que en la actualidad multitud de personas se encuentran en esa situación, un problema silencioso que afecta a su bienestar físico y psicológico. Es por ello que surgen iniciativas como el «cohousing», que busca brindar a los mayores la oportunidad de convivir en comunidad compartiendo espacios comunes, fomentando su autonomía y sus relaciones sociales.

La soledad es uno de los mayores retos contra los se enfrentan las sociedades occidentales en este siglo XXI. La soledad puede tornar una época plena y bonita en otra larga y negativa, según explica el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada.

En 2021 fueron 5.001.166 los hogares en los que solo vivía una sola persona, una cifra que supera en 807.847 la de diez años antes y que supone un 19,3% más de personas que viven solas en España, como señala el último censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística (INE). De entre estos más de cinco millones de hogares, en 2.089.175 vivía una persona sola de 65 años o más, un 41,7% de la gente que no comparte con nadie su vivienda habitual.

Por eso, indica el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, se trata de un problema silencioso que afecta cada vez a más personas, ocasiona consecuencias negativas para la salud y el bienestar, y conlleva costes sociales y económicos muy importantes.

Para dar opciones a aquellas personas que quieren revertir su situación de soledad surgen iniciativas como el cohousing, un concepto originado en Dinamarca en los años 60 y que ya ha llegado a varios países europeos, entre ellos España. El cohousing consiste en proporcionar viviendas independientes, pero en las que las personas mayores puedan vivir de manera comunitaria. Es decir, vivir en una vivienda privada integrada en una comunidad en la que hay diversas zonas y servicios comunes que se comparten con los demás miembros.

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La soledad es un problema silencioso que afecta cada vez a más personas mayores.

Gracias a este sistema las personas pueden sortear la soledad y sentirse parte de una comunidad. Hoy en día existe una gran diversidad de comunidades cohousing, construidas en base a diferentes objetivos prioritarios, como vida en la naturaleza o el arte y la cultura, entre muchos otros, tal y como indica Cohousing Spain, una iniciativa de innovación social sin ánimo de lucro.

Los beneficios que aporta este estilo de vida son muy variados. La organización destaca la calidad vida, el sentimiento de seguridad de ayuda mutua, la autonomía y el derecho a la forma de vida elegida. Así mismo, también expresa la importancia de compartir conocimiento, aprendizaje, crecimiento personal y, en definitiva, llegar al fortalecimiento de los valores.

Y es que la soledad se asocia a un aumento de casi el 50% del riesgo de demencia y está relacionado con mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio. En este contexto, uno de los factores diferenciales clave del cohousing frente al modelo de residencia tradicional es la participación en la toma de decisiones y la buena autoconcepción personal.

Aunque el número de proyectos que aborda este modelo de vida no son del todo frecuentes en España, son una opción respaldada entre las personas mayores que lo conocen. Como indica el Informe Mayores UDP, la alternativa de vivienda para la jubilación mejor valorada por los mayores es el domicilio de residencia de los últimos años (8.9 sobre 10), seguida por el cohousing (5.1). Sin embargo, las viviendas de hijos o familiares (4.4) y las residencias (4.5) obtienen una valoración media inferior a 5.

A pesar de todo, el cohousing no es una alternativa ideal para toda clase de personas, pues es importante ser consciente de que se trata de una convivencia activa con otros, formando parte de una comunidad. Por ello, requiere de una motivación previa que parta de la propia persona mayor y su ánimo de socializar.

Programa Convive

Otra iniciativa que busca combatir el problema de la soledad es la que puso en marcha la organización Solidarios para el desarrollo, que desde 1995 lleva a cabo el «Programa Convive», que propone una convivencia entre mayores de 65 y estudiantes universitarios.

Este programa promueve que un estudiante universitario viva en casa de una persona mayor durante el curso académico. Las personas mayores del programa se valen por sí mismas para la vida cotidiana, aunque prefieren contar con apoyo y compañía en su casa. Los jóvenes universitarios comparten las tareas y los gastos en el domicilio de la persona mayor.

Elcierredigital.com se puso en contacto con José Luis Pol, técnico en Integración Social y Diplomado en Trabajo Social que trabaja en “Solidarios para el desarrollo” desde agosto de 2018, con el fin de conocer en profundidad la acción de la organización.

Según reveló José Luis Pol, «este programa, que no es de voluntariado, consiste en convivencias entre personas mayores y estudiantes universitarios en el domicilio de la persona mayor. También colabora el Ayuntamiento de Madrid y tenemos un convenio con siete universidades, seis públicas y una privada».

«El objetivo principal del programa, por una parte, es que la persona joven ayude a combatir la soledad no deseada de la persona mayor y que esté acompañada en ciertos momentos del día y de la noche, y que los estudiantes que vienen de fuera de Madrid, de otras ciudades u otros países de origen, tengan acceso a un alojamiento, un hogar acogedor y facilitador de estudio», expresaba.

Para que las personas participantes puedan forjar un vínculo, desde “Solidarios para el desarrollo” exigen que se compartan un par de horas al día. «Para charlar, comer, cenar, salir a dar una vuelta o ir al cine si les apetece. También pueden acompañar durante el tiempo que se utiliza para actividades rutinarias, como desayunar, comer, cenar, ver una película en casa o salir a ver una exposición, un museo», explicó Pol.

«También pedimos que en el día a día haya una limpieza de su habitación, de las zonas comunes… y respecto al importe, lo decide la persona mayor y varía entre nada y 120 euros. No es un concepto de alquiler, sino para cubrir los gastos que pueda ocasionar la persona estudiante en el domicilio por los suministros del agua, la luz, internet, etc..”, sostiene José Luis Pol, quien también afirmó que en la actualidad participan entre 65-70 personas y normalmente suelen recibir más solicitudes de estudiantes universitarios que de mayores.

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